TIEMPO MODERNO
Los Jaguelones
El estado polaco-lituano fue gobernado por la dinastía de los Jaguelones durante los siguientes doscientos años, convirtiendose en uno de los imperios más grandes del siglo XV (Polonia, Lituania, Bohemia y Hungría).
Este periodo bajo el reinado de Ladislao Jaguelón se asocia generalmente con su gran éxito militar y la victoria sobre los Caballeros Teutónicos en la batalla de Grunwald en 1410. Sin embargo, los Caballeros Teutónicos mantuvieron el fuerte de Malbork. Años más tarde se dió otro enfrentamiento: la “guerra de los Trece Años» (1454-1466), y es hasta sólo entonces que se pudo recuperar lel territorio de Pomerania Oriental (alrededor de Gdansk), y vencer a los Caballeros Teutónicos. No obstante, apareció un nuevo enemigo y la dinastía de los Jaguelones no pudo salvar a Hungría, que quedaría bajo la ocupación turca durante los doscientos años siguientes.
La creación del Parlamento y la ampliación de los privilegios de la nobleza
Los caballeros polacos eran convocados por los duques a las asambleas llamadas dietas. A finales del siglo XV, bajo el reinado del rey Jan Olbracht se fortalecieron las reglas para la constitución de la Dieta Nacional, la cual incluía al Rey y al Consejo Real y, como tercera parte, a la Cámara de los Diputados. Los caballeros polacos eran convocados por los duques a las asambleas llamadas dietas. A finales del siglo XV, bajo el reinado del rey Jan Olbracht se fortalecieron las reglas para la constitución de la Dieta Nacional, la cual incluía al Rey y al Consejo Real y, como tercera parte, a la Cámara de los Diputados. En la Cámara de los Diputados estaban los representantes de la nobleza, elegidos en las asambleas regionales denominadas dietinas, y los representantes de las ciudades más poderosas. Así, el parlamento polaco es uno de los más antiguos de toda Europa.
En la segunda mitad del siglo XIV, Luis de Hungría firmó los «Privilegios de Kosice» otorgandole a la nobleza privilegios relacionados con los impuestos, así como la ley 1432 que dice que nadie será encarcelado sin condena judicial, la cual apareció 256 años antes que la ley inglesa de Habeas Corpus. Esto dió como resultado el debilitamiento del poder real. La culminación de este proceso fue la Constitución de 1505, que le impedía al rey tomar decisiones importantes sin el consentimiento de la Dieta.
La época de los Jaguelones es, además, un periodo del florecimiento cultural de Polonia, convirtiendose en un centro del Renacimiento europeo. Nicolás Copérnico es uno de los representantes del nivel que alcanzó la ciencia en Polonia con su obra “De revolutionibus orbium celestium”.
La Reforma en Polonia
En los siglos XV y XVI en el territorio polaco había un ambiente abierto a las nuevas corrientes religiosas. Es por esta razón que no se llevaron a cabo guerras de orden religioso en Polonia, como en otras partes de Europa. De esta manera Polonia se convirtió en refugio para disidentes de otros lugares. Como resultado vino un enriquecimiento de la vida cultural y científica con nuevas ideas y obras literarias, además de mostrar a Polonia como un país tolerante, ya que después de la firma de la «Confederación Varsoviana» en 1573, se le concedieron a los protestantes los mismos derechos que a los católicos. No sin razón, se denomino a la época de los Jaguelones «Siglo de Oro».
Sukiennice (casa del tejido) en la plaza de Cracovia
Dos Naciones, Una República
La dinastía de los Jaguelones tammbién se acabo por la falta de un heredero legítimo. El rey Segismundo Augusto, antes de su muerte, consiguió unificar en 1569 a Polonia y Lituania, que hasta ese momento habían estado unidos tan sólo por el vínculo personal del monarca, en un solo país llamado la República de las dos Naciones. Este estado fue gobernado por los monarcas escogidos en la libre elección realizada por la nobleza del país.
Los primeros monarcas
Para las primeras elecciones libres como candidatos al trono polaco se presentaron: el duque de Moscovia, Juan IV el Terrible, el príncipe Ernesto de Habsburgo y el hermano del rey de Francia, Enrique de Valois, el cual resultó elegido y después de solo 4 meses uso la muerte de su hermano Carlos IX para fugarse de Cracovia a Francia y convertirse en el rey Enrique III.
La nobleza polaca eligió entonces como monarca a la hermana de Segismundo Augusto, Ana, obligándola al mismo tiempo a contraer matrimonio con el duque de Transilvania, Esteban Batory, el cual fue un rey muy dinamico y enérgico.
La dinastía sueca
Después de la muerte de Batory es elegido como rey el príncipe Segismundo de la dinastía sueca Vasa. Los tres reyes de esta dinastía reinaron sobre Polonia durante 70 años y conservaron el prestigio de Polonia como un gran país en Europa. No obstante, permitieron un aumento del poder de la burgesía y la aristocracia.
La devastación del país y la guerras
Desde principios del siglo XVII, Polonia se encuentra en estado de guerra todo el tiempo con alguno de los países vecinos.
Esto, por desgracia, influyó en la situación interna del país que estaba devastandose, las arcas del tesoro cada vez más vacias y la nobleza respetaba cada vez menos al monarca. Esto culminó con una invasión de tropas suecas, rusas, cosacas, prusianas y transilvanas entre 1655-1660. Polonia venció, pero salió muy debil. Por las presiones de la Contrarreforma y las guerras con los países reinados por no-católicos (Rusia ortodoxa, Suecia protestante), la tolerancia del pueblo polaco empezo a decaer y empezo a haber una serie de revueltas que dieron como resultado una guerra civil en 1655 y la abdicación del rey Juan Casimiro en 1688.
Polonia, vencedora en Viena
Jan Sobieski llegó al trono de un país dividido por las luchas entre clanes de burguesía y debilitado territorialmente por la invasión de los turcos y lastimosamente no logró poner orden a los asuntos del estado. Sin embargo, saco a Polonia vencedora y salvo a Europa de la inasión turca en Viena en el año de 1683.
Sajonia la aliada
El reinado de los reyes de Sajonia en el trono polaco no detuvo la caida progresiva de la importancia de Polonia en Europa. Además, desde ese momento, las potencias vecinas comenzaron a inmiscuirse en los asuntos internos de Polonia. Sin embargo, la dinastía sajona mantuvo el territorio unido y evito un retroceso cultural en el país. A pesar del desarrollo económico, los conflictos entre los diferentes clanes de la aristocracia no permitió que la situación interna se arreglara, por lo cual el estado polaco era cada vez más dependiente de otra potencias europeas.
El último rey
Aunque Stanislaw August Poniatowski fue un monarca dependiente de Rusia y del clan familiar de los Czartoryski, fue un mecenas de las artes y el florecimiento cultural.
Varsovia, capital de Polonia desde los tiempos de Segismundo III Vasa, se convierte en uno de los centros de la arquitectura clasicista como lo muestran el palacio y el parque Lazienki Królewskie. Llevo a cabo una reforma del sistema educativo, supervisada por un moderno Ministerio de Educación.
A pesar de todo esto, el estado estaba cada vez más debil y no era capaz de defenderse de sus vecinos. Rusia, Prusia y Austria lograron la primera partición de Polonia en 1772 que perdió entonces un tercio de su territorio. Las fuertes reformas puestas en practica en Polonia a finales del siglo XVIII (la constitución del 3 de mayo de 1791) hicieron que Rusia y Prusia intervinieran preocupadas por la posibilidad de una Polonia fuerte. En 1793 se realizó la segunda partición de Polonia. La derrota de la insurrección anti-rusa del 1794 fue el último y decisivo golpe a Polonia como país independiente. En 1795 Rusia, Austria y Prusia terminan de repartirse los territorios obligan a abdicar a Poniatowski.